lunes, 11 de enero de 2010

LIVING LA VIDA LOCA

Interesante forma de empezar el año. Hasta hace poco tiempo pensaba en lo agradable que era dormir solo, poder mantener nuestro propio espacio, nuestra independencia. Poder estirarse por todos los confines que una cama de plaza y media lo permite, roncando al ritmo de la Novena Sinfonía de Beethoven, tirarse pedos sin el menor pudor o quizás amanecer con el sabor amargo en la boca sin mayor vergüenza.

Casi siempre pensé lo bonito de ser libre e independiente por la voluntad de los pueblos que dios defiende. Pero ahora, luego de vivir casi dos semanas enteras con esta pasajera perpetua del amor, he cambiado mi visión acerca de los seres humanos.

Y es que he descubierto lo agradable que es muchas veces despertar con sus piernas enrolladas en las mías, sus candorosos senos sobre mi atolondrado pecho y mi entrepierna golpeteando su puerta de entrada al delirio. Besar su cuerpo todas las noches -sin excepciones de domingos o feriados- es un placer.

Es por eso que hacer prácticamente una vida de casado -con las responsabilidades y derechos que la causa amerita- me incentiva a entregarme totalmente y sin reparos.

Te quiero comer la boca, te quiero comer la boca ....... todos los días.