Tal parece que hasta hoy duró la alegría, la sensación de felicidad. Al parecer me estaba obnubilando ante la belleza de su cuerpo. Y claro, despertar todas las mañanas con sus cabellos alborotados sobre la almohada, con el sabor agridulce de sus labios al amanecer, el trajinar de nuestros cuerpos durante casi cuatro meses, casi tres veces al día, casi todos los días. Eso si que ha de ser lo más cercano al Paraíso, si es que existe, obvio.
Es así que esto está llegando casi a su final. El telón está a punto de caer. Aunque confieso que no creí era la mujer para toda la vida, es más, no creo que eso exista -la mujer o el hombre para toda la vida- pero había decidido que ella sería para la mía. Solo puedo decir que no le fallé.
¿Qué hice para merecerte?? o ¿qué hiciste tú para merecerme????? ......
Danke schön, Nidia.