martes, 6 de octubre de 2009

PULMONES AL VIENTO

Aún recuerdo las veces que solía tirarme la pera -ausentarme- del colegio para en algunas ocasiones ir, sólo, al museo de Arte de Lima, al de la Nación u otras veces al de Antropología en la Av. Arenales. Que recuerdos tan apacibles me causa eso. Y claro, algunas veces también lo hacíamos como parte de la currícula educativa, en la cual participaba todo el aula.

Los gritos ensordecedores en el bus, el lorna del salón se convertía en el del bus. Y claro, era un desborde ebulliciente de testosteronas haciendo alarde de machos alfas. Que diferente hubiese sido si ese colegio hubiese sido mixto. La gran cantidad de madres adolescente que hubiesemos convertido a muchas. En fin, solo suposiciones. En una de nuestras visitas a algunos de los museos, que más parecía íbamos de safari hacía el corazón de la selva camboyana con un griterío era tan ensordecedor que fácilmente hubiesen logrado acallar a cualquiera de las más temidas bocinas limeñas.

Y en ese paseo a las catacumbas, a un compañero se le ocurrió la "genial" idea de robarse parte de una de las osamentas allí ubicadas. Confieso que muchos celebramos aquella osadía como la más valerosa que se podría presumir.

Pero hoy, aún -luego de casi cinco lustros- me avergüenza haber aplaudido semejante aberración. Mi compañero fue conminado a devolver el hueso. Y nuestro salón, reprendido. Por eso, al enterarme del robo de la muestra de un pulmón en una exhibición, me hace desear que solo sea las travesuras de algún otro pueril ignorante escolar.

Si no fuera así, menudo favor que le hace al ya estereotipado peruano. Sufre peruano, sufre ........