Ésta frase era tan recurrida cada vez que ocurría un nacimiento, que la mayoría de personas lo celebraban; pero ahora, ya son pocos los que se atreven a decirlo por rubor. Obviamente, pan es lo último que los niños traen bajo el brazo. Acaban de legalizar el aborto en Mexico, es decir ya no será penalizado; por supuesto los abortistas están que saltan en un pie de alegría. El hecho que hayan o no legalizado el aborto no soluciona el problema de fondo, que es la desinformación, desprecio e ignorancia con respecto a la responsabilidad de engendrar un ser humano.
Pero como siempre, no podían faltar los curas que han lanzado el grito al cielo bramando por excomunión y envío al infierno a todos los 'cómplices' de este fallo satánico y por el apoyo a este 'crimen espantoso' (sic). Pregunto yo: ¿Con qué rostro pueden acusar de criminales a aquellas que se realizan un aborto? Si sólo revisáramos la historia, las sorpresas que nos llevaríamos de aquellos que pregonan el amor. Aclarando que hay muchos miembros del negocio religioso que verdaderamente sienten una profunda vocación de ayuda al prójimo, pero desafortunadamente 'los interlocutores' ante dios no la practican.
En este país de mentira, donde el aborto es la segunda causa de muerte materna y la mortalidad infantil es 30 por cada mil nacimientos en promedio, según datos del Minsa. Pero que en el departamento de Huancavelica es de 110 por cada mil nacidos!!!! y donde su índice de desnutrición infantil es del 78%, el aborto aún es ilegal. Si con el mismo afán de condenar y aborrecer el aborto, apoyaran el uso de anticonceptivos (condón, espermicidas, píldoras, DIU's, etc), muchos abortos no serían realizados.
Ya decía mi profesor: "Los curas desde que se impusieron el celibato (que ni siquiera lo cumplen, recordemos los casos de pedofília a nivel mundial e hijos regados por el planeta) decidieron también castrarnos el placer que produce el sexo".