domingo, 28 de septiembre de 2008

APRENDIENDO ALGO NUEVO

Ayer un pasajero, a quien se me ordenó llevarlo a las Ruinas de Pachacamác, me contó una historia muy particular: 

Ésta es la historia de un sabio anciano ya en el ocaso de su existencia que les pide a sus dos únicos hijos que el día que él muera, lo entierren con las manos abiertas. Sus hijos se oponen tenazmente a semejante deseo, pero el viejo los persuade de realizar su deseo, en el que además les entrega un sobre sellado a cada uno de ellos diciéndoles: 'Quiero entregarles este sobre, el cual sólo lo abrirán cuando yo me encuentre en la tumba y en ella sabrán la razón de mi deseo de ser enterrado con las manos abiertas'. Para cuando llegó aquel día, los hijos cumplen con el deseo de su padre, y lo entierran tal como él lo había solicitado. Luego recuerdan aquel sobre que su él les había confiado, y en ella decía:

"Hijos mios, la razón de mi deseo de ser enterrado con las manos abiertas, es para demostrarles que parto de este mundo con las manos vacías. Que ninguna de las cosas materiales que he acumulado durante mi existencia me perteneció, pues nada llevo conmigo. Solo mis recuerdos en el anochecer de mi vida y la satisfacción de haber sido honesto conmigo mismo. Eso es lo único que nos pertenece, la VERDAD. Sean honestos, actúen siempre con la verdad hijos mios".

Casi siempre tengo que oír los 'grandes problemas' de los pasajeros, pero algunas veces aparece uno con algo nuevo, algo agradable. Ese fue un día de aquellos.

Y además, gracias a Rosa, pude saber de la existencia del grupo Botellita de Jerez del cual confieso me declaro ahora un nuevo adepto y adicto porque cuando la oí, creí que el flaco había descubierto más de la mitad de mi problema existencial y que la respuesta a ella estaba en esa canción. 

Esto es lo que yo llamo un verdadero intercambio cultural, alguien que me muestra algo nuevo, algo agradable. Ésta fue una semana de aquellas, Kiddo.