Llegar temprano a casa implica hacer algo más que solo revisar el correo. A contracorriente de lo que la mayoría de personas dicen, yo estoy sintiendo que los días están pasando lento. Es más, siento que el trabajo me esta absorbiendo en demasía. Se lo comenté a un amigo, y su diagnostico fue:
"Lo que pasa es que te falta motivación, Martín".
Creo tiene razón. Es cierto, ésta dualidad que me arrastra hacia la vorágine que es el vacío en el que siento me encuentro parece acertar en aquella afirmación. En las que muchas veces el Sudoku es aquel que suple mis carencias de retos, o sentir que la adrenalina es una amiga ausente desde hace mucho tiempo, no hacen más que confirmar mi lóbrego animo. Al menos Espido Freire me está acompañando ésta semana.
Creo es hora de cambiar de aires.