Cada vez que veía a mi hermano ensimismado con su Playstation 2, su rostro sudoroso, con los ojos desorbitados y a punto de sufrir un ataque epiléptico, siempre me cagaba de risa de su concentración para jugar Winning Eleven. Pero esta semana, estrenando la nueva pantalla y practicando ese jueguito de marras, puedo decir, con un poco de vergüenza, que he caído en las redes del vicio por el Playstation 2........
