Siempre quise aprender a bailar Lambada, y es que ese fue el baile más sensual que había visto en mi infancia. Luego vinieron las macarenas, mayonesas, aserejes y demás sonidos mercantiles. Pero nada se le igualaba a la Lambada. Luego llegó el reggaetton, con sus variantes como el perreo por ejemplo, que es bailado desde los infantes, que reclaman el Kulipandeo para la matiné. Y nada de gelatina, dulces o torta, pues ellos demandan, luces, cortadora y volumen de la bulla al máximo. Y claro, los adolescente que también desean bailarlo con una agraciada flaca, por supuesto, que debe bailar bien perra. Y no me podía olvidar de los ya mayores, que también lo quieren bailar, imagino para sentirse en actividad sin necesidad de Viagra.
Pero a pesar de los embates de la moda musical, yo seguí siempre fiel a la Lambada. Qué recuerdos, por dios.............
Hasta que la semana pasada pude visionar este bailecito, a raíz de la curiosidad que causaron las fotos publicadas en varios diarios limeños y sobretodo las declaraciones de la bailarina, que rezaba algo así: "Soy una perrita sandunguera!!!" Mi curiosidad se había despertado del aletargamiento que se encontraba y fue saciada sin misericordia o pudor.
Luego de ver esto, estoy dispuesto a ser un devoto del rejetón.
Tiembla Don Omar, que te llegó competencia..........